El hígado: el héroe silencioso de las aves.
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El hígado de un ave es el epicentro de varias actividades digestivas, metabólicas y productivas. Tiene múltiples funciones: participa en el metabolismo de los lípidos, los hidratos de carbono y las proteínas, y realiza otras funciones metabólicas. Un hígado sano es esencial para mantener la salud y la productividad de las aves. Su importancia subraya la necesidad de comprender el papel polifacético del hígado, los factores que influyen en su función y la importancia de mantener su salud en la producción avícola.
Caos metabólico
En el sector avícola, las enfermedades metabólicas plantean importantes retos, que afectan a la salud y productividad de las aves. Dicho de manera sencilla, las enfermedades metabólicas son enfermedades causadas por procesos metabólicos anormales, ya sean hereditarios o adquiridos. Las aves pueden padecer diversas enfermedades y afecciones metabólicas que pueden afectar negativamente a un gran número de sistemas, como la regulación de la resistencia ósea, la presión hidrostática venosa y la eliminación de desechos.
Por ejemplo, la gota visceral o acumulación de cristales de ácido úrico en los órganos, suele asociarse a insuficiencia renal. La osteomalacia, también conocida como fatiga de jaula, se caracteriza por un bajo contenido de minerales en los huesos. La ascitis es una enfermedad metabólica no infecciosa caracterizada por la acumulación de líquido en la cavidad abdominal que puede provocar graves problemas de salud en las aves.
Como el hígado es un órgano esencial que interviene en el metabolismo físico del ave, las alteraciones en él pueden causar efectos sistémicos. Por ejemplo, los factores nutricionales y ambientales influyen en el desarrollo del síndrome de hígado graso y renal, una enfermedad que afecta a los pollos de engorde jóvenes, donde la biotina resulta ser el factor más importante. Cuando el nivel de biotina no es adecuado, disminuye la gluconeogénesis en el hígado hasta tal punto que, cuando el ave sufre un estrés, las reservas de glucógeno en el hígado están agotadas y se desarrolla una hipoglucemia que puede resultar fatal.
No obstante, probablemente el trastorno metabólico más importante sea el síndrome de hígado graso hemorrágico (SHGH). Esta afección se observa normalmente en gallinas ponedoras enjauladas y ocasionalmente en pavos reproductores. La alteración del transporte de las lipoproteínas produce una acumulación excesiva de grasa, que provoca el SHGH.
El SHGH puede ser difícil de detectar. Los signos a veces son inespecíficos, como letargo, aumento del consumo de agua y dificultad respiratoria, pero a menudo es la propia muerte del ave la primera señal de la afección. Los signos clínicos más comunes son la obesidad, la cresta pálida, las plumas sin brillo y el crecimiento excesivo de las uñas. También existe una influencia estacional; las gallinas tienen más probabilidades de morir de síndrome de hígado graso durante los meses cálidos. Además, la afección es más frecuente en las gallinas de alta producción.
Existen varios factores que pueden provocar una mayor acumulación de grasa en las células hepáticas. Entre ellos se incluye la elevada producción de huevos, las toxinas, los desequilibrios nutricionales, el consumo excesivo de piensos hipercalóricos, las deficiencias de nutrientes que movilizan la grasa del hígado, los desequilibrios hormonales y la genética. Un factor especialmente habitual es el estrés, sobre todo el térmico.
Un maestro del metabolismo.
El hígado es un órgano polivalente. El hígado de las aves, al igual que el de los mamíferos, interviene en numerosas funciones metabólicas y homeostáticas y se considera una fábrica bioquímica. Es un órgano vital que interviene en una amplia gama de funciones. Las vitaminas liposolubles A, D, E y K se almacenan en el hígado. Algunas vitaminas del grupo B, en particular la B1, la B2 y la niacina se metabolizan y almacenan en el hígado, donde también se almacenan ciertos minerales, como el hierro y el cobre.
Como órgano accesorio del aparato digestivo, el hígado desempeña un papel fundamental en la digestión y el metabolismo, al regular la producción, el almacenamiento y la liberación de lípidos, hidratos de carbono y proteínas. El hígado desempeña muchas funciones en la digestión y absorción de los alimentos, pero su función principal en este proceso es la producción de bilis, que facilita la solubilización y absorción de las grasas y la eliminación de los residuos (Figura 1).
Figura 1: Las múltiples funciones del hígado en la salud de las aves de corral.
El hígado también funciona como glándula endocrina y exocrina; de hecho, es la glándula más grande del cuerpo. En comparación con el tamaño corporal, el hígado de las aves es mayor que el de los mamíferos. Está dividido en dos lóbulos: el lóbulo derecho es más grande y, en las gallinas y los pavos, el lóbulo izquierdo está dividido en un segmento dorsal y otro ventral.
Cada lóbulo tiene unos 100 000 lobulillos, que son cada una de las unidades funcionales del hígado. El hígado de las aves tiene menos tejido conjuntivo que el de los mamíferos, por lo que los lobulillos están menos diferenciados. Los lobulillos son hexagonales y están formados por células parenquimatosas (hepatocitos) y células no parenquimatosas. Los hepatocitos ocupan cerca del 80 % del volumen total del hígado.
Lipogénesis y formación de lipoproteínas
Los niveles de inclusión de grasa en las formulaciones de piensos para aves de corral se mantienen normalmente en un nivel bajo. Por lo tanto, el hígado desempeña un papel importante en la lipogénesis y en la conversión de la glucosa en triglicéridos. La lipogénesis en el hígado del pollo es particularmente activa en las gallinas ponedoras debido a los altos niveles de estrógenos. La síntesis hepática de novo de ácidos grasos también depende de la disponibilidad de carbohidratos en la alimentación.
Aunque los principales productos de la lipogénesis hepática de novo son los triglicéridos, el hígado es también el principal lugar de síntesis de fosfolípidos y colesterol. Estos lípidos, junto con las proteínas, son los componentes de la vitelogenina. La vitelogenina se sintetiza en el hígado de las gallinas ponedoras bajo la influencia de los estrógenos e interviene en la formación de la yema de huevo.
Metabolismo de grasas, hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales
El hígado desempeña el papel principal en la lipogénesis, proporcionando lípidos para uso de todos los tejidos y del propio hígado. A diferencia de los mamíferos, la lipogénesis en las aves es mayor en el tejido hepático – hasta 20 veces más – que en el tejido adiposo. Las grasas metabolizadas en el hígado proceden de tres fuentes principales: la grasa alimentaria, la grasa almacenada y la grasa procedente de la síntesis de ácidos grasos de novo (a partir de hidratos de carbono de la dieta).
Al igual que en los mamíferos, la digestión y absorción de las grasas del pienso en las aves se produce en el intestino delgado, pero debido al sistema linfático intestinal rudimentario de las aves, los ácidos grasos alimentarios se vacían directamente en el sistema sanguíneo portal en forma de lipoproteínas de muy baja densidad. Estas lipoproteínas de muy baja densidad contienen un 90 % de triglicéridos y pasan por el hígado antes de entrar en el resto de la circulación. Esta característica única predispone a las aves a la acumulación de grasa en el hígado.
El hígado y el páncreas trabajan combinadamente para mantener los niveles de glucosa en sangre. El hígado convierte la glucosa en glucógeno y triglicéridos para su almacenamiento cuando los niveles de glucosa en sangre son elevados y descompone el glucógeno en glucosa cuando las concentraciones de glucosa en sangre descienden. En respuesta a una necesidad inmediata de glucosa, el hígado puede convertir ciertos aminoácidos y grasas, así como el ácido láctico, en glucosa.
El hígado también participa en el metabolismo de las proteínas y es responsable del 11 % de la síntesis total de proteínas en las aves. Los pequeños péptidos y los aminoácidos libres procedentes de la digestión de las proteínas entran en el hígado a través de la vena porta y son transportados a otros tejidos y órganos. El exceso de aminoácidos no necesarios para la síntesis de proteínas tisulares u hormonas/enzimas se cataboliza. El hígado produce varias proteínas esenciales, como enzimas, hormonas, factores de coagulación, moléculas de transporte y factores inmunitarios. El hígado es también el lugar de producción de proteínas sanguíneas como la albúmina, la protrombina, el fibrinógeno y las globulinas.
El especialista en desintoxicación de las aves
El hígado es el principal órgano de desintoxicación del organismo. Es el principal lugar de fagocitosis por las células de Kupffer, que destruyen las células sanguíneas envejecidas y los agentes patógenos. El hígado desintoxica las sustancias tóxicas de la dieta, así como las toxinas producidas en el organismo. Estas toxinas incluyen un grupo diverso de sustancias liposolubles, como:
Productos finales metabólicos como el amoníaco y los pigmentos biliares
Contaminantes como metales pesados, pesticidas y carcinógenos
Antinutrientes
Fármacos y antibióticos
Dependiendo de su concentración, pueden causar diversos grados de daño a la salud del ave. El hígado convierte estas toxinas en productos de desecho más polares e hidrosolubles, que se eliminan a través de los riñones y la vesícula biliar.
Debido a su función de desintoxicación, el hígado está constantemente en contacto con sustancias que pueden afectar a su funcionamiento. Las micotoxinas, por ejemplo, figuran entre los hepatotóxicos más importantes y extendidos entre las aves. Las micotoxinas pueden tener un efecto hepatotóxico directo, como en el caso de la aflatoxina y la ocratoxina, o un efecto indirecto derivado de su metabolismo, como en el caso de la zearalenona y la fumonisina.
El uso excesivo de fármacos como antibióticos y coccidiostáticos tiene un efecto negativo sobre la función hepática, ya que la mayoría de estas sustancias químicas se metabolizan en este órgano. El uso prolongado de antibióticos, especialmente con fines promotores del crecimiento, puede afectar a los hepatocitos una vez que metabolizan estas sustancias.
El hígado, a través de su función de filtro, ejerce de barrera contra infecciones. Por lo tanto, la calidad microbiológica de los piensos es importante porque un número excesivo de bacterias patógenas puede suponer un riesgo. La presencia de niveles elevados de microorganismos como E. coli, Salmonella o Clostridium puede provocar la infección del órgano y las toxinas bacterianas pueden causar daños que afecten permanentemente a la productividad.
Además, debido a su función metabólica, existen subproductos que pueden afectar a la función hepática. Un tipo de subproducto son los radicales libres. Se producen durante el metabolismo normal, pero pueden producirse en cantidades excesivas durante los periodos de alta producción, cuando las necesidades energéticas son muy elevadas. También están presentes en dietas coningredientes oxidados con grasas mal conservadas o de mala calidad. Los radicales libres oxidan otros componentes celulares, como el ADN, las enzimas o la membrana citoplasmática. La acumulación de radicales libres puede provocar estrés oxidativo.
Proteger la salud del hígado
Favorecer y proteger la función hepática son aspectos clave para mantener el rendimiento. Se puede utilizar una combinación de medidas de manejo y nutricionales para mantener una correcta función hepática. Una herramienta adicional puede ser el uso de aditivos en los piensos para favorecer la salud y el funcionamiento del hígado.
Debido al potencial real de hepatotoxicidad, reducir la exposición a las micotoxinas es una forma sencilla de proteger la función hepática. Los secuestrantes de toxinas son una forma excelente de hacerlo. Se trata de sustancias que reducen la biodisponibilidad de las micotoxinas en los piensos. Estos aditivos actúan en el intestino aglutinando las toxinas en su superficie e impidiendo así su absorción. A continuación, se excreta el complejo secuestrante-micotoxina.
La betaína es un osmolito intracelular importante; mantiene la presión osmótica en las células epiteliales intestinales y reduce la pérdida de agua. En condiciones hiperosmóticas, aumenta la absorción de colina en las mitocondrias y se convierte en betaína para regular el volumen celular. Los efectos osmolíticos de la betaína también pueden ayudar a aliviar el estrés térmico y mejorar la digestibilidad de los nutrientes.
Cuando se almacenada en grandes cantidades en el hígado, la betaína también actúa como donante de grupos metilo en el metabolismo de un carbono e influye en el metabolismo de los lípidos al favorecer la biosíntesis de L-carnitina, junto con la metionina, a partir de la lisina. La betaína es bien conocida en nutrición animal por su papel en el ahorro de metionina y colina. La betaína favorece que la metionina esté más disponible para la síntesis proteica, y que la colina se mantenga más disponible para el metabolismo lipídico.
La colina es un nutriente esencial que tiene diversas funciones fisiológicas, entre ellas la de donante de grupos metilo y la de participar en la bioenergética mitocondrial que regula el metabolismo de los lípidos y la glucosa. La colina también interviene en el empaquetamiento y la exportación de grasas en las lipoproteínas de muy baja densidad y en la solubilización de las sales biliares para su secreción.
Sin embargo, las soluciones en el piensono son la única forma de preservar la función hepática. Otra estrategia es el uso de suplementos nutricionales. Se trata de combinaciones de ingredientes seleccionadas cuidadosamente para abordar un problema específico. A menudo, estos suplementos pueden administrarse en el agua de bebida, lo que resulta de gran utilidad cuando la ingesta de alimento es reducida o inexistente, o cuando se requiere flexibilidad y rapidez.
Los complementos alimenticios formulados para favorecer la función hepática integral utilizan ingredientes hepatoprotectores específicos, como la betaína y la L-carnitina. Utilizado como una aplicación intensiva a corto plazo en la granja, puede ser muy beneficioso para favorecer la salud del animal. La L-carnitina desempeña un papel clave en el mantenimiento de la función hepática por su efecto sobre el metabolismo de los lípidos y la betaína es un conocido donante de grupos metilo y osmoprotector.
La L-carnitina es necesaria para el metabolismo energético, ya que transporta los ácidos grasos de cadena larga —conocidos como la lanzadera de carnitina— a la mitocondria para su oxidación y producción de energía. En las aves, las grasas de la dieta se drenan directamente en la vena porta, que pasa primero por el hígado. Allí, los hepatocitos pueden almacenar directamente los triglicéridos, metabolizar los ácidos grasos para obtener energía, sintetizar lipoproteínas y fosfolípidos o almacenar las grasas en los tejidos en forma de depósitos grasos.
Así, la L-carnitina actúa en el hígado para ayudar a redirigir la grasa hacia la producción de energía en lugar de permitir que se deposite. El efecto global es promover el metabolismo de los lípidos al aumentarse la absorción de ácidos grasos y, en última instancia, reducir la acumulación de grasa en los tejidos y los hepatocitos. Así pues, esta potente combinación de betaína y L-carnitina puede ser beneficiosa para mejorar el metabolismo lipídico y la producción de energía, a la vez que mantiene la función hepática.
Una combinación ganadora
Los estudios con betaína o L-carnitina han demostrado tener efectos positivos sobre el metabolismo lipídico y la deposición lipídica. Se realizó un ensayo para evaluar los efectos de una dieta combinada que contenía los ingredientes clave L-carnitina y betaína líquida sobre la distribución de la grasa en reproductoras pesadas de edad avanzada. Las gallinas (75 semanas de edad) se dividieron en dos grupos. El grupo de tratamiento recibió un suplemento líquido en el agua de bebida, mientras que el grupo de control no recibió ningún suplemento. En comparación con el grupo de control, el grupo tratamiento presentó un 20,1 % menos de peso de grasa abdominal y un 7,8 % menos de peso del hígado (Figura 2).
Figura 2: efecto de la suplementación con una combinación de L-carnitina y betaína líquida en el peso del hígado y la grasa abdominal de gallinas reproductoras pesadasde edad avanzada.
Los suplementos alimenticios son potentes herramientas nutricionales para mejorar la salud y el bienestar de los animales. No solo son fáciles de mezclar, manipular y administrar, sino que también ofrecen una forma eficaz de administrar terapias de modo rápido y eficiente. Además, los suplementos alimentarios pueden ser eficaces, como demuestran los resultados del estudio que hemos indicados anteriormente, donde se puso de relieve los efectos positivos de la betaína y la L-carnitina sobre la utilización de la energía y la deposición de grasa.
Mantenerse al día sobre el apoyo metabólico y la salud del hígado con suplementos alimenticios es una forma segura de favorecer la función del héroe silencioso de sus aves.