Rendimiento reproductivo superior: ¿está pasando por alto estos factores?
La eficiencia reproductiva es la base del éxito de la producción ganadera. Cada día que no se consigue que una vaca quede preñada, dentro del periodo de concepción recomendado de 90 días, tiene un impacto financiero significativo. Durante los primeros 100 días de lactación, incluido el pico de producción, las necesidades nutricionales de las vacas son elevadas y pueden superar el aporte de nutrientes de la dieta. Si además existe un trastorno metabólico se puede agravar todavía más esta carencia de nutrientes, especialmente de microminerales
Los oligoelementos desempeñan un papel vital en muchos procesos físiológicos y un suministro adecuado afecta a muchas facetas del rendimiento y la salud de los bovinos, incluyendo la fertilidad, la integridad de las pezuñas, la salud de la ubre, el estado antioxidante y la función inmunitaria. Una deficiencia o baja disponibilidad de oligoelementos puede provocar un celo silencioso, una reducción de las tasas de concepción en la primera inseminación y, en consecuencia, intervalos entre partos más largos, o una mala calidad del semen.
Cojeras y su impacto en la reproducción
Las cojeras no son solo un problema de bienestar, sino que también tienen una gran influencia sobre rendimiento reproductivo de las vacas. Se calcula que en Europa los problemas de pezuñas afectan hasta al 75 % de las vacas. Dado que muchos de estos trastornos son subclínicos y no se asocian inmediatamente con las cojeras, los ganaderos pueden llegar a subestimar el problema.
La relación entre la expresión del celo y la cojera ha sido bien descrita, y se ha observado que cuando hay cojeras disminuye la duración e intensidad del celo. Las vacas cojas son montadas con menos frecuencia y expresan celos menos intensos (Figura 1). Aunque las cojeras acortan la manifestación del celo, no parecen afectar a su frecuencia. Sin embargo, el estrés causado por los problemas en las pezuñas puede deteriorar el sistema inmunitario y aumentar la sensibilidad a otras enfermedades.
Figura 1: efectos de las cojeras en los días transcurridos desde el parto hasta la concepción en vacas lecheras. Las vacas con cojera moderada (puntuación máxima de locomoción 2) tardaron casi 13 días más en concebir que las vacas sin cojera (puntuación máxima de locomoción 1). Las vacas con cojera grave (puntuación máxima de locomoción ≥ 3) experimentaron un intervalo de concepción prolongado de casi 30 días más que las vacas sin cojera (puntuación máxima de locomoción 1). Las letras distintas denotan diferencias significativas entre las medias (P < 0,001). Fürst-Waltl et al., 2021.
Mastitis: disminución del rendimiento reproductivo
Incluso las vacas de los rebaños bien gestionados que utilizan las últimas medidas de control de la mastitis muestran altas tasas de mastitis subclínica y clínica, especialmente durante los primeros 90 días de lactancia. La mastitis clínica tiene una correlación negativa con la reproducción debido a la alteración de los intervalos entre celos y a la disminución en la duración de la fase lútea.
Las vacas con mastitis clínica pueden sufrir alteraciones en la fisiología, como la disminución de la pulsatilidad de la hormona luteinizante, la falta de aumento rápido de la hormona luteinizante y de los signos de celo, la supresión del estradiol y la falta de ovulación. La aparición de mastitis clínica antes de la primera inseminación puede aumentar el número de días hasta la primera inseminación, así como los días abiertos (Figura 2).
Figura 2: influencia de la salud de la ubre sobre el estado reproductivo. Las vacas con mastitis clínica o subclínica antes de la primera inseminación presentaron un mayor número de días hasta la primera inseminación y un aumento del intervalo parto - concepción en comparación con las vacas sanas, sin mastitis, del grupo control (p < 0,05). Schrick y otros, 2001.
El papel del estrés oxidativo en la fertilidad
Durante el periodo de transición, las vacas afrontan enormes retos fisiológicos que generan un balance energético negativo, un deterioro de la inmunidad y estrés oxidativo, lo que en última instancia pone en riesgo la fertilidad posparto. El estrés oxidativo elevado altera las funciones celulares a través de la peroxidación de proteínas y lípidos, la alteración de la expresión génica y la señalización celular, lo que puede contribuir a agravar los efectos del estrés metabólico sobre las funciones reproductivas. El estrés oxidativo también puede provocar defectos en el esperma, lo que se traduce en un bajo rendimiento de los toros.
Minerales: una ayuda a la fertilidad
El zinc tiene importantes funciones reproductivas. La carencia de zinc contribuye a la subfertilidad, la prolongación del periodo posparto hasta el inicio de los ciclos estrales, la retención placentaria, el aumento del número de inseminaciones por concepción y los abortos en bovinos.
El zinc es sin duda el oligoelemento más estudiado y desempeña un papel importante en la respuesta inmunitaria y la resistencia a las enfermedades. La carencia de zinc puede debilitar la primera línea de defensa: la piel. Dado que el zinc es necesario para la síntesis y maduración de la queratina, se sabe desde hace tiempo que es necesario un nivel adecuado de zinc para una buena cicatrización de las heridas
Se ha demostrado que el zinc favorece un recuento de células somáticas más bajo en vacas lecheras. El revestimiento de queratina del canal del pezón lo protege de la invasión bacteriana. Este revestimiento se pierde durante el proceso de ordeño, por lo que la queratina debe regenerarse para mantener esta barrera protectora. Como el zinc es esencial para la formación de queratina, refleja la importancia de este mineral para mantener una barrera epitelial eficaz en la ubre.
La nutrición también influye en la integridad de las pezuñas y en su desgaste, ya que el cuerno de la pezuña también está compuesto de queratina. En concreto, se sabe que el zinc, el cobre y el manganeso son importantes en el desarrollo y mantenimiento de la queratina, mientras que el cobre y el zinc están asociados a la dureza de las pezuñas. De hecho, la carencia de zinc se ha relacionado con problemas de locomoción en los rebaños lecheros.
Además de su importancia en la formación de queratina, los niveles bajos de manganeso se han relacionado con un estro más prolongado, celo silencioso, aumento de las tasas de aborto y la debilidad de los terneros. El manganeso también es esencial para la resistencia de los huesos y el tejido conjuntivo. Un nivel adecuado de manganeso favorece el desarrollo de huesos y tejido conjuntivo fuertes, lo que garantiza una conformación adecuada de las patas y la posición de las pezuñas.
La biogénesis de los tejidos conjuntivos depende del cobre, ya que es necesario para el entrecruzamiento entre las fibras de colágeno y elastina. Esto hace que el cobre sea vital para la fuerza y la elasticidad del cuerno de la pezuña y los tejidos conjuntivos. La carencia de cobre también puede reducir la tasa de concepción, aumentar la muerte embrionaria y la retención de placenta, todo lo cual tiene graves consecuencias para la fertilidad y la reproducción del ganado.
Los niveles bajos de selenio se han asociado con la retención de placenta y una mayor incidencia de metritis y quistes ováricos en las vacas. Además, se ha demostrado que la suplementación con selenio reduce la gravedad y la duración de la mastitis coliforme aguda, así como la tasa de mastitis clínica.
El papel de los oligoelementos en las funciones enzimáticas ha sido ampliamente estudiado. Varias enzimas del sistema antioxidante contienen oligoelementos como el cobre, el zinc, el manganeso y el selenio, que son esenciales para su correcto funcionamiento. Las deficiencias dietéticas de estos oligoelementos reducen significativamente las actividades antioxidantes, lo que provoca daños oxidativos.
Además, durante los periodos de balance energético negativo, los niveles de oligoelementos y el estado antioxidante pueden resentirse. La deficiencia de antioxidantes parece tener un efecto de arrastre a largo plazo hasta la fase preovulatoria en el momento de la cría, lo que sugiere un estrés celular y un daño oxidativo persistentes.
Es importante equilibrar el daño oxidativo y la defensa antioxidante en los animales optimizando la ingesta dietética de oligoelementos, especialmente durante los periodos de estrés. El estado antioxidante óptimo de la vaca en el momento de la cría favorece la fisiología folicular preovulatoria y maximiza las posibilidades de éxito de la gestación.
Fertility Pack® Cattle: ¡la clave de la fertilidad!
Para aportar valor nutricional, los microminerales deben ser absorbidos. Por lo tanto, no solo es importante proporcionar oligoelementos, especialmente en épocas de estrés, sino también tener en cuenta la fuente mineral que se utiliza
Los minerales inorgánicos están sujetos a efectos antagónicos en el intestino, lo que provoca una absorción ineficiente y una mayor excreción. Los minerales orgánicos – minerales unidos a aminoácidos – son más estables y menos propensos a los antagonismos y a la formación de complejos, lo que se traduce en una mejor absorción.
Fertility Pack® Cattle se ha desarrollado específicamente para favorecer la fertilidad del ganado de alto rendimiento. Fertility Pack® Cattle contiene minerales orgánicos de alta biodisponibilidad combinados con selenio y vitamina E, que se añaden fácilmente a la ración diaria.
Todos los componentes de Fertility Pack® Cattle son importantes para la fertilidad. La mezcla de minerales favorece una alta producción de leche, un bajo recuento de células somáticas, una respuesta eficaz del sistema inmunitario y una buena integridad de las pezuñas.
El aporte de manganeso, zinc, cobre y selenio tiene un impacto directo en el rendimiento reproductivo de los animales reproductores. El ganado sano es el que tiene unos niveles adecuados de oligoelementos para satisfacer las exigencias de una productividad y una reproducción de alto nivel.
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